Pasillo de un centro comercial. Sobre una plataforma hay una bicicleta fija, un equipo para hacer ejercicios de brazos y una cinta para correr. Sobre la bicicleta está Jorge. Es un hombre de unos 30 años con aspecto atlético y musculoso. Tiene pelo corto, mojado. Sobre la cinta está Fabio: un hombre de 45 años, escaso pelo y gordo. Sobre el aparato del centro está sentado Marcos, un hombre de unos 70 años. Tiene los brazos abiertos, la cabeza volcada hacia un costado, pelo canoso y los ojos en blanco. Los tres visten pantalón de jogging rojo y remeras blancas. Jorge y Fabio se mueven acompasadamente. Silencio.
Jorge: No aguantó.
Fabio: No podía.
Jorge: No quiso.
Fabio: No supo.
Silencio.
Jorge: Estaba viejo.
Fabio: Fuera de estado.
Jorge: Estaba loco.
Fabio: Rojo. Estaba rojo.
Silencio. Se detienen.
Fabio: ¿Cuánto tiempo pasará antes de que empiece a despedir olor a muerto?
Jorge: Mientras esté el aire prendido, puede durar días.
Fabio: ¿Cómo sabés?
Jorge: La última vez fue durante las fiestas. Así que no podíamos parar. Un tipo estuvo así hasta el 31. El primero de enero lo recogieron los de limpieza.
Fabio: ¿Laburan el primero?
Jorge: Ellos sí.
Fabio: ¿Y no había olor?
Jorge: Esto es una heladera, man. ¿Sabés la cantidad de gente que debe estar muerta y nadie se da cuenta?
Silencio. Se mueven acompasadamente sobre sus aparatos.
Fabio: No tendrían que haberlo tomado.
Jorge: Fue su responsabilidad
Fabio: Fue una locura. Fue inhumano.
Silencio. Se detienen.
Fabio: ¿Alguien lo revisó?
Jorge: No hay médicos acá. Ese de blanco es un actor desocupado haciendo una promoción de laxantes.
Fabio: Los bolsillos digo yo. Si alguien le revisó los bolsillos.
Los dos inclinan su cuerpo y estiran la mano más próxima al cadáver. Lo rozan.
Jorge: Imposible.
Fabio: Si me levanto un poco.
Jorge: ¡No!
Fabio apoya un pie en el piso. Suena una alarma. Lo sube inmediatamente. Silencio.
Fabio: Imposible.
Se mueven los dos acompasadamente.
Fabio: No se puede.
Jorge: Hasta que esto no cierre no se puede.
Fabio: Cuando se corta el aire.
Jorge: Cuando pasan los de limpieza.
Fabio: Y se llevan todo.
Jorge: Hay que salir rápido.
Fabio: ¡Ellos son los que revisan los bolsillos de los empleados muertos! ¡Deben ser ricos!
Jorge: Es la ley. De eso viven.
Suena una alarma. Se detienen.
Voz de los altoparlantes: Atención. Atención. Goodlife Hermanos anuncia sus espectaculares ofertas en las góndolas de psicofármacos. Durante los próximos 30 segundos, llevando 15 productos pagan 14… Son 30 segundos a partir de... ¡Ahora!
Jorge y Fabio andan a toda velocidad en sus aparatos.
Jorge: ¿Es la última oferta del día?
Fabio: Habría que ir… Hacerse una escapada.
Jorge: No se puede. Tiene que haber por lo menos dos tercios de los empleados en cada puesto. Está en el contrato.
Fabio: Si este viejo no la hubiera palmado.
Jorge: Hijo de puta.
Pausa. Fabio se detiene.
Fabio: ¿Vos firmaste un contrato?
Suena una alarma.
Voz de altoparlantes: ¡Terminó! ¡La oferta de medicamentos terminó! Pero aguarde, en cualquier momento hay más…
Ruido de interferencia en el altoparlante. Silencio. Se mueven los dos acompasadamente.
Fabio: ¿Cuánto hice ayer?
Jorge: ¿Ayer? 20 segundos…
Fabio: Tomame el tiempo.
Fabio corre a toda velocidad.
Fabio: ¡Tomame! ¡Tomame!
Jorge resopla y acciona unos botones de un moderno reloj que lleva en su muñeca izquierda.
Fabio: ¿Y ese reloj?
Fabio va aminorando su marcha.
Fabio: ¿Nuevo?
Jorge: Vas lento. Lento.
Fabio: ¿Es nuevo ese reloj?
Jorge: Un desastre, man. Sos una tortuga.
Fabio se detiene.
Fabio: ¡Es el reloj del muerto!
Jorge se detiene.
Jorge: ¿Qué decís?
Fabio: Sí: es el reloj del muerto.
Jorge: ¡Mirá la gorda que va allá! ¿Qué se puso?
Se ríen. Andan acompasadamente sobre sus aparatos.
Jorge: Parece un matambre.
Fabio: ¡Vaca!
Jorge: Lo que pasa es que la gente no se cuida.
Fabio: Así no se puede.
Jorge: ¿Y la calidad de vida?
Fabio: Eso…
Silencio. Fabio se detiene.
Fabio: Creo que me quedé dormido unos segundos. Ahí se lo afanaste.
Jorge se detiene.
Jorge: ¿Qué decís?
Pausa.
Fabio: ¿Cómo pudiste?
Jorge: Es un muerto. ¿Qué hay?
Fabio: Pero cómo pudiste… Sin que sonara la alarma.
Jorge: Son años.
Pausa. Se mueven acompasadamente sobre sus aparatos.
Jorge: Mirá aquél.
Fabio: ¿Cuál?
Jorge: ¡El viejo!
Fabio: ¿Cuál?
Jorge anda cada vez más rápido.
Jorge: El viejo… El de la piel rugosa. El que babea. El que lleva prótesis dental. El que camina encorvado… Arrastrando los pies. Lento. Muy lento. El del olor a cómoda. Y aliento rancio. El que casi no ve.
Jorge se agita. Respira con dificultad.
Fabio: No veo a nadie.
Jorge: ¡Viejos! ¡Viejos de mierda! ¿Para qué quieren seguir viviendo así?
Se detiene. Recupera lentamente su respiración normal. Silencio. Andan acompasadamente. Fabio mira al muerto.
Fabio: ¿Tendría familia? ¿Amigos? ¿Una casa?
Se detienen. Silencio.
Jorge: No creo.
Andan acompasadamente sobre sus aparatos.
Fabio: ¿Te quedaron vitaminas por casualidad?
Jorge: ¿Otra vez pidiendo? No. No me quedaron.
Fabio: Tenías un montón. Vos ganás más.
Jorge señala el muerto.
Jorge: Se las di a este.
Fabio: ¿Todas?
Jorge: Sí. Se las cambié por el reloj. ¿No está buenísimo?
Jorge extiende su mano izquierda hacia Fabio. Fabio mira el reloj. Pausa.
Fabio: ¡Groso!
Pausa.
Fabio: ¿Y se las tomó todas?
Pausa.
Jorge: ¡Fue su responsabilidad!
Se detienen. Silencio.
Jorge: Uy… Mirá ese: le falta un brazo.
Fabio: ¡Boludo!
Andan acompasadamente.
Jorge: Cómo se puede vivir así.
Fabio: No se entiende.
Oscuridad.
Está bueno, Turner. Hoy no salgo a correr.
ResponderEliminarJustamente por esto, salga. Gracias. Beso.
ResponderEliminarMe impresiona. Hoy voy a salir a caminar por la costa. Muy bueno
ResponderEliminarMe gustó! Siempre miro esos puestos de cintas y bicis en los shoppings como un mundillo particular. Ahora, cada vez que pase, me voy a acordar de Jorge y Fabio.
ResponderEliminarGrande Turner me quitó el aire, me miré la buzarda y me dije y qué? Si total... y me dio hambre
ResponderEliminarCruel Vertiginoso .
ResponderEliminarEl texto tiene el ritmo y la respiración de los personajes
Gracias, Mabel. Se ha dado usted una sobredosis del PARA CUÁNDO.... Y yo agradecidísimo.
ResponderEliminarUn beso
Me copó!
ResponderEliminarReminiscencias de Beckett y de Ionesco, con chispa criolla. Impecable. Aplausos.
ResponderEliminarMire los nombrecitos que me tira, querida. Mil gracias. Son los tipos que me llevaron a los empujones a intentar escribir teatro, así que imagine.
ResponderEliminarUn beso.