lunes, 21 de mayo de 2012

La ausencia de todas las cosas

La ausencia 2012

Desde el 8 de junio, todos los viernes a las 20:30 en Puerta Roja, Lavalle 3636.

viernes, 18 de mayo de 2012

El enigma Volpato *

china
Me piden que piense cuál fue el Chino Volpato de la historia. Suponen que soy un tipo sencillo, con una salud mental tirando a la media. Creen que me voy a subir a esta consigna sin cuestionarla, sin preguntarme qué quiere eso decir, qué es la Volpatez. Ilusos.
El Chino Volpato, entiendo, fue el integrante de bajo perfil del Grupo de Tareas humorísticas que conocimos alguna vez como MIDACHI. Esta asociación que debería ser considerada de carácter ilícito apeló siempre a un humor que se reivindica simple, que en este caso no es más que un eufemismo de pobre. Y la pobreza, como se sabe, es un flagelo que debe ser erradicado.
MIDACHI ha sido la forma profesional de consagrar un humor amateur, en el peor sentido del término. Es decir, ese humor que parece hecho por oficinistas en los 15 minutos que les quedaron libres entre el final del almuerzo y el primer eructo en el escritorio.
Si el profesionalismo implica autoexigencia, MIDACHI anduvo por las antípodas de esta premisa y dio siempre la sensación de tomar lo primero que tuvo a mano. ¿A qué responde si no esa berreta práctica de rotisería de bautizarse con un neologismo compuesto por el nombre de sus integrantes? MI de Miguel-DA de Dady-CHI de Chino- AY de nosotros. Para ser más claro aún: el logo de MIDACHI es un emoticón, señores. ¡Un emoticón! No debe existir algo más básico y zonzo en el sistema solar. Y ahí está, sonriendo estúpidamente en los afiches del grupo.
MIDACHI llega a los escenarios de Buenos Aires en 1989, ¿les dice algo ese año? Sí, MIDACHI fue parte de los escombros que arrastró el tsunami cultural menemista. Con el plan Bunge & Born, la privatización a mansalva, las baratijas importadas y los diputruchos, llegó MIDACHI. Tipos que consideran humorístico ponerse una peluca, unas tetas postizas y hacer playback. Nada que un tío borracho no pueda hacer en una despedida de soltero. Eso sí, ensayadísimo.
En ese contexto, Dady Brieva siempre fue el que dio indicios de estar para más. Aunque, claro, MIDACHI es comodísimo y genera una rentabilidad emocionante. Por eso hasta puede defenderlo públicamente y pretender ponerlo a la par de Les Luthiers. Como un “Les Luthiers popular”, le llegué a escuchar. Hay gente, que confunde “popular” y “masivo” con una torpeza que preocupa. Y en nombre de eso que postulan “popular” justifican cualquier poronga: BAILANDO POR UN SUELDO, el periodismo amarillo, los barones del conurbano y en el peor de los casos, MIDACHI.
Fuera del triste contexto de MIDACHI, Dady siempre dejó la sensación de que podría hacer otras cosas que superaran el nivel de zócalo de esas gracias de acto de fin de año. Intentó radio, cine, libro, tele, con diversa suerte, pero dignamente. O más dignamente que cuando le mira el culo a una vedette muda acompañado de risas grabadas en las repeticiones eternas del 13.
El caso de Del Sel es el opuesto. Encarna con generosidad todos nuestros prejuicios sobre el típico profe de educación física menemista bailador de salsa y contador de chistes de homosexuales en los velorios. Tanto que disolvió MIDACHI solo para ejercer un rol todavía menos gracioso y aún más dañino: candidato del PRO.
Lo de Volpato, por su parte, es más inescrutable. Se beneficia de aquella ventaja que explotamos los tipos que hablamos poco: la sospecha pocas veces despejada acerca de una inteligencia oculta. Ese silencio esconde a los cerebros de los grupos, pero también a los inútiles cebadores de mate que alguien lleva de viaje porque alguna vez, en un recreo de 2do grado, le cayó bien. Un misterio. Un hombre de bajo perfil en el ojo de una fea tormenta que hizo del perfil alto una marca de fábrica. Los integrantes de MIDACHI son lanzados, extrovertidos, incansables, jodones, bah, todas esas cualidades que uno desprecia en los compañeros de trabajo con fundados motivos.
El Chino no parece nada de eso.
¿Es el que cuenta la plata? ¿Es el que equilibra los egos de las dos estrellitas del grupo? Puede ser. Para mí será siempre el cómplice que otorga con su silencio. El testigo indolente de un estrago imperdonable. El que habiendo podido decir una y mil veces “basta”, calló. El que tuvo a Del Sel a tiro para hacerlo rodar escenario abajo, pero prefirió no hacerlo. Por eso, el Chino Volpato no me cae ni un poquito así de simpático.
La historia está llena de tipos de bajo perfil que persisten hasta más allá de lo esperable.
El primero que viene a mi mente es Juan José Paso. Una figura de perfil bajo, que estuvo en la Primera Junta, la Junta Grande, los dos primeros Triunviratos y el Congreso de Tucumán. Y sin embargo, ¿alguien recuerda una frase célebre de Juan José Paso? Debe ser ese apellido tan cercano a la rendición que nos impide pensarlo como uno de los grandes cerebros de la Independencia argentina. Pero la verdad, comparar a ese protagonista del 25 de mayo con el actor secundario de MIDACHI TV, sería de tal injusticia que no me lo perdonaría nunca.
Si los Volpatos son los segundones que salen en las fotos, la historia no suele recordarlos. Punto. Más bien recuerda a aquellos segundones que se volvieron siniestros, caso López Rega. O traidores, caso Cobos.
De los otros, los segundos que mueren como tales, no hay casi noticias. Porque la historia, después de todo, no deja de ser un hervidero de egos recalcitrantes. Dentro de algunos años, tal vez meses, nadie sabrá si Volpato es una localidad de Calabria o un estúpido juego de mesa centroamericano. Lamentablemente, la historia sí tendrá un lugar para MIDACHI. Y es que la historia está tan sobrevaluada.

* Versión extendida de la nota publicada en el número 3 de la revista ZONA LIBERADA.

viernes, 11 de mayo de 2012

Homenajes



Este es el homenaje de Rep a Caloi. El de Nik sería abrir un parripollo en Gerli.

martes, 1 de mayo de 2012

#Abril