viernes, 12 de junio de 2015

Abrázira *

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Abrázira viene del verbo abracés “abrazir”, que significa “hombre perdido por su inclinación descontrolada hacia el juego de naipes por dinero”.

Mucho se ha debatido acerca del siguiente detalle: ¿Cómo es que el nombre del país “Abrázira” puede venir de un vocablo en el idioma abracés? Es decir, ¿cómo es que el gentilicio puede preexistir al propio país mentado? Nadie fue capaz de responder a esta pregunta. En rigor, casi nadie fue capaz de entenderla.

Esta nación está ubicada exactamente allí donde caiga un dado con el número 6 arrojado sobre un planisferio en forma de paño. O viceversa.

Tiene una superficie cuyo valor concreto sólo saben algunas autoridades de un canal de televisión local que prometen importantes premios para quienes acierten. Y aunque en Abrázira muchos apuestan a que es pequeño, esto no significa mucho: en Abrázira muchos apuestan.

La población de Abrázira es de unos 400 mil habitantes. Con una tasa de mortalidad creciente, producto de la práctica sistemática de la “ruleta abracesa”, variante de la “ruleta rusa”, aunque con sólo una bala faltante en la recámara de las armas.

El juego es considerado deporte nacional. Y un peligro.

Las autoridades no han logrado erradicarlo. Aunque sí que se practicara directamente en los cementerios ubicados en las afueras de la capital.

Se cuenta que esta porción de tierra de tamaño incierto recibió sus primeros pobladores durante el siglo XVI: se trataba de personas expulsadas de sus países de origen por su inclinación a los juegos de azar. Cada semana, partían de los puertos más importantes de Europa barcos con ludópatas condenados al exilio. Los barcos salían de dos en dos, y el primero en llegar ganaba suculentas sumas en dinero. A veces, partía un tercero cargado de apostadores que seguían con atención el andar de las otras dos embarcaciones. Los premios se pagaban en fichas de plástico de diversos colores que los inmigrantes traían en sus bolsillos. Pronto, la ficha de plástico de colores fue acuñada como moneda oficial. Es decir: en Abrázira, los bancos y los casinos son lo mismo. Salvo por ese detalle, Abrázira no se parece en nada al resto de los países conocidos.

Con el tiempo, fueron llegando otras corrientes migratorias al lugar: los que lo habían apostado todo, los que habían apostado que llegarían a Abrázira, los tramposos, los croupier jubilados, los artistas de variedades cuyos números sólo pueden ser apreciados por gente que está jugando al pase inglés con seis whiskies encima, los fabricantes de bolitas de ruleta, los desorientados.

Hacia el año 1800, Abrázira se dio una Constitución a la que sus habitantes insisten en llamar “reglamento”. Su ejemplar original se conserva en el Museo-Casino de Abrázira y fue redactada en el reverso de la tapa de una caja cuyo contenido se ignora.

Allí se establece como forma de gobierno la Democracia azarosa representativa. Consiste en lo siguiente: cada año, se introducen en una rueda los nombres de los mayores de edad capaces de armar frases sin babearse. Una vez hecho esto, se procede a que un loro extraiga el nombre de quien regirá los destinos del país durante los próximos dos años. O hasta que pierda su cargo en una mesa de póker. Hasta ahora, ningún mandatario ha terminado su mandato.

En Abrázira, el clima suele ser templado y seco. Llueve una sola vez al año y sus habitantes tratan de acertar el día fervorosamente. Quienes así lo hicieren, gozan de exenciones impositivas vitalicias o de una entrada para el hipódromo. Optan siempre por lo segundo.

El territorio está rodeado por montañas, pero en el centro es llano, verde y cubierto de felpa. Lo que permite el despliegue de cualquier juego de mesa. Aunque provoca la carga de electricidad de sus habitantes que son, por esto mismo, a) poco afines al contacto físico y b) con el pelo rizado.

Los datos de la economía de Abrázira son un secreto difícil de escrutar. Las fortunas cambian de mano cada noche en las mesas de juego, lo que genera una especie de distribución de la riqueza que alcanza a la mayoría de las personas, aunque nunca el tiempo suficiente como para que esto se traduzca en alguna mejora en su calidad de vida.

El derecho de Abrázira es de los más avanzados: allí se permite el aborto, el matrimonio igualitario, la libre elección de género y la eutanasia. Aunque eso sí: el solicitante recibe por parte del Estado lo que le toque en suerte. Puede que alguien vaya a pedir una cosa y las cartas le den, en cambio, otra. La gente se arriesga sin embargo. Después de todo, entre una muerte digna y un matrimonio tampoco hay una diferencia abismal.

Los habitantes de Abrázira son fanáticos del azar, ergo, postulan que el universo es un caos. De este modo, rechazan toda idea de divinidad que vaya a arruinarles el juego. Algunos de sus habitantes, los menos, practican una absurda superstición consistente en creer que a la larga, el azar emparejará las cosas. Suelen pertenecer a las clases bajas. Y hasta ahora, no han tenido razón.

El habitante medio de Abrázira tiende a ser de carácter disperso, y alcanza el más mínimo desafío, por diminuto que sea, para distraerlo de cualquier empresa ambiciosa. De tal modo que este pueblo no ha logrado desarrollar nada de interés en el campo de las artes, la ciencia, la arquitectura ni el aeromodelismo.

Sus rituales mortuorios son más bien alegres y despreocupados. Tal vez por creer que el cadáver en cuestión no es más que un bromista que en cualquier momento abrirá los ojos, recobrará sus latidos y pasará a cobrar alguna apuesta ridícula.

Por el momento, no hay registro alguno de que eso haya sucedido.

 

* Del Atlas enciclopédico de países inexistentes (AEPI).

lunes, 9 de marzo de 2015

PARA CUÁNDO LO TENÉS (Curso-taller de introducción al Guion)

 

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Qué: Es un Curso de introducción a la escritura de textos para el cine, el teatro y la televisión.

Para trazar un mapa de la escritura dramática y ponerte en movimiento en ese territorio. Apartar el miedo y las dudas que aparecen a la hora de encarar esa idea que anda dando vueltas. O aprender a buscarla. Desmentir el mítico pavor a la página en blanco. Arrancar.

Cómo: Un encuentro semanal de 2 horas dirigido a quienes no tengan experiencia en el campo de la escritura dramática. O hayan tenido una experiencia desagradable. Puede pasar. 

Se trata de desplegar los conceptos básicos del texto dramático (conflicto, personajes, diálogos, estructura) y bajarlos al papel para usarlos al servicio de ideas propias: el curso es anual y se cierra con un material (teatral, televisivo, cinematográfico) terminado.

Con quién: Alejandro Turner, dramaturgo (La Ausencia de Todas las Cosas, Villarrica) y guionista (CQC, Algo Habrán Hecho, El Gen Argentino, desarrollo de formatos en Argentina y Chile). Vale googlear. 

Cuándo: Los  jueves, de 19 a 21, a partir del 16 de abril.

Dónde: Casa Río de Janeiro (Río de Janeiro 943, Almagro, CABA).

Por qué: vos sabrás. Tampoco podemos decirte todo.

Dudas, preguntas, inscripciones: aleturner27@gmail.com

martes, 27 de enero de 2015

Poco a poco prevalece el silencio

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“Poco a poco, prevalece el silencio y entonces, desde mi litera que está en el tercer piso, se ve y se oye que el viejo Kuhn reza, en voz alta, con la gorra en la cabeza y oscilando el busto con violencia. Kuhn da gracias a Dios porque no ha sido elegido.

Kuhn es un insensato. ¿No ve, en la litera de al lado, a Beppo el griego que tiene veinte años y pasado mañana irá al gas, y lo sabe, y está acostado y mira fijamente a la bombilla sin decir nada y sin pensar en nada? ¿No sabe Kuhn que la próxima vez será la suya? ¿No comprende Kuhn que hoy ha sucedido una abominación que ninguna oración propiciatoria, ningún perdón, ninguna expiación de los culpables, nada, en fin, que esté en poder del hombre hacer, podrá remediar ya nunca?

Si yo fuese Dios, escupiría al suelo la oración de Kuhn”.

 

Primo Levi, Si esto es un hombre.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Carta a los redactores de cartas palermitanas *

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Señores redactores de cartas palermitanas, no sé bien cuándo fue que llegaron pero ya es hora de que se vayan yendo.

No tengo claro cuándo ocurrió, pero un día vinieron ustedes y la lechuga pasó a llamarse “mix de hojas verdes”, el morrón “pimiento” y la aceituna “oliva”. ¿Y todo eso por qué? ¿Es acaso una absurda estrategia de diferenciación idiomática? ¿O es apenas una falta de trato más o menos frecuente con el habla de las personas e incluso con las personas?

Señores redactores de cartas palermitanas, ¿cuándo fue que una salsa se volvió “coulis”? ¿Cuándo la frutilla se volvió fresa? ¿En qué absurdo momento decidieron que una tarta era una “quiche”?

En su afán por la diferencia y la sofisticación, algunos de ustedes han llegado a llamar vegetal a la verdura o tubérculo a la papa. Algo así como llamar mamíferos vertebrados a los amigos.

¿Es que acaso la palabra “papa” es poco para sus refinadas cartas de 3 cifras? ¿Adónde quieren llegar? ¿Se animarían a llamar tubérculo incluso al sumo pontífice?

Señores redactores de cartas palermitanas, si experimentan ustedes la necesidad de dar rienda suelta a la metáfora, tal vez no sea este el sitio que la vida les tiene destinados. Anótense ya en un Taller de poesía y dejen de decirnos que esa mezquina cucharada de salsa es “un espejo de” o que una ensalada es “una sinfonía de”. Vamos: no sean hijos de.

Señores redactores de cartas palermitanas, la situación ha pasado a mayores. Y así como Palermo mismo se extiende cual aceitosa mancha de distinción sociocultural, así también vuestra absurda prédica plagada de imágenes innecesarias, genéricos ridículos y traducciones mal procesadas, ha llegado a todos los rincones de la ciudad, las zonas suburbanas y hasta las más lejanas provincias.

Pronto llegará el día en que los puestitos de la costanera o en las adyacencias de los estadios nos ofrezcan un crujiente pan de campo con alma de tripa rellena de primavera de carne de cerdo, grasa, soja y sorpresas bromatológicas. Ese día, señores redactores de cartas palermitanas, los arrojaremos a todos ustedes desde una altura superior a la de sus propias pretensiones. ¿Y saben qué? No habrá colchón de rúcula alguno que amortigüe la caída.

 

*Leída alguna vez en cierto programa de radio denominado CON QUÉ SE COME.

sábado, 13 de septiembre de 2014

20 años, de qué sirvió *

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“Pueden robarte el corazón, / cagarte a tiros en Morón…” Lo había escuchado ya una y mil veces. Sin embargo, este testigo no se amedrentó y quiso ver de qué se trataba aquello. Debió haber interpretado ese mensaje de alerta que el filme, en un segundo de honestidad, le estaba dando.

“Pueden robarte el corazón, / cagarte a tiros en Morón…” dice el comienzo del tema principal de la película, perpetuando aquella molesta costumbre de que la lógica de un texto se subordine a los mandatos de la rima consonante. De tal forma que si al hombre le hubieran robado el maletín lo tendrían que haber “cagado a tiros” en Junín.

Sin embargo, el testigo fue al cine. A pesar de haber escuchado que “el amor es más fuerte, / el amor es más fuerte…” Frase por demás discutible y que habla del amor como en un jingle de guardapolvos de acrocel. ¿Más fuerte que qué es el amor? La historia de la literatura no debe registrar amor más intenso que el de Romeo y Julieta, pero el veneno fue más fuerte. ¿Pueden robarte las neuronas y suicidarte por Verona?

“El amor es más fuerte…” dice el tema principal de una película donde, a pesar de hablarse de la Argentina de fines de los 60, lo único más o menos fuerte es Cecilia Dopazo. Si hasta la escena en la que la policía reprime una marcha de estudiantes universitarios parece extraída de una publicidad de Coca-Cola. Ni siquiera le falta el beso de la parejita principal que presencia todo desde una terraza como quien mira atardecer. Bueno, el beso y algo más porque –como todo el mundo sabe- una cosa trae la otra y hasta terminamos descubriendo que el protagonista tiene problemas de eyaculación precoz (o que la elipsis del filme es verdaderamente salvaje).

Sin embargo, detalles como esta arriesgada afirmación sexológica quedan salvados al principio de la obra cuando se nos aclara que eso que vamos a ver no es la historia de Tanguito sino “la leyenda”. Y esa advertencia se parece menos a un posicionamiento artístico que a paraguas legal y a un permiso para lavar. Resulta comprensible que una historia más rigurosa de aquel personaje –seguramente oscuro, contradictorio y de discutible alcance poético- no habría llegado con tanto éxito a disputar el mercado adolescente de las vacaciones de invierno. Pero no había por qué ir tan lejos: Tanguito no fue Rimbaud, ni siquiera Syd Barrett, pero el de esta película ya parece Diego Torres. Alguien dijo que “Tango Feroz” era como “La Banda del Golden Rocket”. Una extraña pintura de los albores del rock criollo en la Argentina de Onganía. ¿No se nos habrá ido la mano con la leyenda?

Este testigo contempla la manera en que Tango se destruye en el pestañeo que va entre uno y otro plano. Nadie hará aquí una defensa de la descarga eléctrica como terapia, pero tal vez haya que pensar que las cosas son algo más complejas que arrancarse la manga de la camisa de un tirón.

Y cuando todo termina, cuando se nos ha sugerido “poéticamente” la muerte del protagonista, viene el momento del mensaje. Es por si a alguno de los jóvenes espectadores no les queda claro. El hombre, desde una vieja película registrada por un amigo mirará a cámara y emprenderá un aforismo: “No todo se compra, no todo se vende, etc.” Con la consigna clara, gran parte de los jóvenes se dirigirá a su disquería amiga para adquirir el CD de TANGO FEROZ. Ese en el que los conciertos de La Cueva suenan como FM Hit. Aquel que trae la canción esa que dice “Pueden robarte el…” Caramba, ¿cuál será la localidad que rime con “dinero”?

 

* Nota publicada en la revista PRIMER MUNDO, Número 7,  Julio de 1993.

miércoles, 23 de julio de 2014

Iniciación a la escritura dramática

 

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Qué: Es un Curso de introducción al guion y la dramaturgia.

Para trazar un mapa de la escritura dramática y ponerte en movimiento en ese territorio. Apartar el miedo y las dudas que aparecen a la hora de encarar esa idea que anda dando vueltas. O aprender a buscarla. Desmentir el mítico pavor a la página en blanco. Arrancar.

Cómo: Un encuentro semanal de 2 horas dirigido a quienes no tengan experiencia en el campo de la escritura dramática. O hayan tenido una experiencia desagradable. Puede pasar. 

Se trata de desplegar los conceptos básicos del texto dramático (conflicto, personajes, diálogos, estructura) y bajarlos al papel para usarlos al servicio de ideas propias: el curso de 16 clases se cierra con un material (teatral, televisivo, cinematográfico) terminado.

Con quién: Alejandro Turner, dramaturgo (La Ausencia de Todas las Cosas, Villarrica) y guionista (CQC, Algo Habrán Hecho, El Gen Argentino, desarrollo de formatos en Argentina y Chile). Vale googlear. 

Cuándo: Los  jueves, de 19 a 21, a partir del 14 de agosto.

Dónde: Casa Río de Janeiro (Río de Janeiro 943, Almagro, CABA).

Por qué: vos sabrás. Tampoco podemos decirte todo.

Dudas, preguntas, inscripciones: aturner@eyeworks.tv