lunes, 10 de febrero de 2014

Carta a los fabricantes de Caramelos Media Hora *

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Señores fabricantes de los caramelos Media Hora: he descubierto con estupor que persisten en esa práctica inexplicable y maligna de fabricar y distribuir los autodenominados “caramelos” Media Hora. O debo decir, al menos, de distribuir. Ya que cotejando lo anticuado del packaging y ese sabor que siempre pareció echado a perder, tengo la sospecha de que siguen distribuyendo desde la clandestinidad una partida fabricada en los años 50.

Señores fabricantes de los caramelos Media Hora, empecemos por el principio: sólo alguien que oculta algo siniestro entre manos le pone a un caramelo por nombre un adverbio de tiempo. Los caramelos llevan nombres de fantasía como Sugus, promesas de atributos como Pico Dulce, descripciones morfológicas como las “rodajitas”. Pero, ¿”media hora”? Ni siquiera los uruguayos, en su alocada carrera de bautismos ridículos se atrevieron a tanto. No propusieron aún una Década Fernández ni mucho menos -por suerte- un Lustro Gutiérrez.

¿Qué debe entenderse de ese nombre confuso? ¿Que ese es el tiempo que nos dura el caramelo en la boca? Pues entonces eso no es un nombre: es una amenaza.

Señores fabricantes de los caramelos Media Hora, no sé si lo notaron, pero los caramelos suelen ser de limón, de frutilla, hasta de chocolate. Pero sólo un grupo de mentes perturbadas puede concebir un caramelo de Anetol. Ya bastante feo es el anís como para sacar de él su esencia maligna o, lo que es peor, reproducirla en un laboratorio que debió haber sido bombardeado por la ONU hace tiempo.

Tal vez la inexplicable supervivencia de este producto de sabor anestésico y peligrosa forma esférica los haya llevado a engaño. Sepan que el caramelo Media Hora no perdura como ese obsequio compensatorio para niños descontrolados o como ese bocado que nos permite evocar sabores frutales. El caramelo Media Hora circula como prenda punitiva. Si el comerciante nos lo da como vuelto, es apenas para castigarnos por la falta de cambio. También se sabe de niños que recibieron penitencias calculadas en número de Caramelos Media Hora. Y hasta los niños reincidentes son amenazados con la presencia del Hombre de la Bolsa… Una bolsa llena de caramelos media hora.

Finalmente, señores fabricantes de los caramelos Media Hora: tal vez ese inocente relojito clavado en la una y treinta quiera hacernos creer que ese caramelo es un saludable digestivo para retomar tareas después del almuerzo. Pero, ¿saben qué? Hemos descubierto que se trata de la 1 y 30 de la madrugada. La hora en que nos azota la aparición incontenible del insomnio. Y con él, el desfile de ideas tormentosas como cambiar de empleo, emigrar, suicidarse y hasta deglutirse un caramelo Media Hora.

Señores fabricantes de los caramelos Media Hora, simplemente, dejen de hacerlo. Les damos exactamente, una semana… O lo que es peor, 336 caramelos media hora.

 

*Leída alguna vez en cierto programa de radio denominado CON QUÉ SE COME.

9 comentarios:

  1. Caramelos mas diabólicos no existieron nunca en la historia de la humanidad, y quien los compre y/o consuma, tiene un lugar reservado en el mismísimo infierno

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  2. El Opa de la Comarca es heterodoxo. Sabe que sus simpatías son incomprensibles para gran parte de la humanidad, y ha sido corrido a cascotazos por ello. Pero defiende con vigor y valentía las cosas que endulzan su preferencia.
    Por eso le decimos al señor que escribió esta diatriba contra los caramelos Media Hora: "No pasarán!" Con los Media Hora no, Barone!

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  3. MAS RESPETO GANDUL, A LOS PRODUCTOS CON MAS DE 50 AÑOS,POR PERON,LA COCA COLA, Y LOS CALDITOS KORNN

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  4. A mi si me gusta... enserio, no es broma...

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  5. esta si que es la verdad de la milanesa!

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  6. "¿Qué debe entenderse de ese nombre confuso? ¿Que ese es el tiempo que nos dura el caramelo en la boca? Pues entonces eso no es un nombre: es una amenaza."
    Jaja, esto me mató.

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