jueves, 13 de diciembre de 2012

Carta a los fabricantes de Giacomo Capelettini *

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Señores: no entiendo de qué se ríen las madres que aparecen en las publicidades de sus productos. No entiendo las publicidades de sus productos. Señores, no entiendo sus productos.

Señores fabricantes de Giaccomo Capeletini, ustedes no nos engañan: todos nos damos cuenta de que si se promociona un alimento diciendo que es práctico y que tiene vitaminas, no hay posibilidad alguna de que sea rico. Ya nos han vendido autos que contaminan poco y presentado mujeres de gran simpatía: no nos embaucarán más. Mírennos a los ojos y atrévanse, señores, a asegurarnos que esa pequeña piedra de relleno incierto tiene algún vestigio de sabor que no sea el de la salsa que le echamos encima.

Señores fabricantes: aseguran ustedes producir la primera pasta deshidratada de la Argentina. Me pregunto ¿desde cuándo la deshidratación es un valor?

Ustedes se jactan, señores, de alimentar a nuestros niños. Les diré yo qué es lo que alimentan: ustedes alimentan la confusión acerca de lo que es una pasta. Una pasta tiene verduras, queso, ricotta… No Fosfato tricíclico, de ningún modo glutamato monosódico… ¡Jamás grisines molidos!

Señores fabricantes de Giaccomo Capeletini: ¡Despierten! ¿Qué dirán nuestros niños el día en que alguien les sirva una pasta de verdad? ¿Cómo reaccionarán sus gelatinosos cerebelos ante el estímulo inesperado del sabor? ¿Cómo asegurar que ante este escenario abismal nuestros pequeños comensales no se vean arrastrados por un irrefrenable impulso de violencia?

Puedo imaginarlos, echando mano de sus envases de plástico y atacando a la civilización toda muñidos de esos misteriosos guijarros que ustedes insisten en llamar comida. Una especie de Intifada artificial pero sumamente proteica.

Señores fabricantes de Giacomo Capeletini, nos gustaría saber que estas palabras los llevan a la reflexión, a la autocrítica. Eso, realmente, nos daría gusto. Algo que, por el momento, sus productos están imposibilitados de darnos.

Sin más, me despido de ustedes atentamente.

 

* Carta leída en el programa CON QUÉ SE COME del 16 de octubre del 2012.

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