jueves, 20 de diciembre de 2012

Carta a los fabricantes de cubiertos de plástico *

CUBIERTOS PLÁSTICOS

Señores fabricantes de cubiertos de plástico: no miren para otro lado, la conocida frase “no cortan ni pinchan” fue hecha para ustedes.

Si esta fuera una tribuna amante del cinismo, debería haberles escrito para felicitarlos por el modo en que han construido un imperio comercializando semejante sinsentido. Millones y millones de cuchillos sin filo acompañados de tenedores que se quiebran al colisionar con cualquier milanesa.

Señores fabricantes de cubiertos de plástico: sepan que vuestro inexplicable éxito se debe menos al talento que a la incapacidad del género humano para ejercer la memoria inmediata. Porque de lo contrario, ¿cómo se explica que alguien a quien se le quiebra un tenedor de plástico decida reemplazarlo por otro igual? ¿Es que nunca aprendemos?

Bien se ha dicho que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Agreguemos de una vez: y el único que insiste en usar cubiertos de plástico.

Y así como el hígado de Prometeo volvía a crecer cada noche para que un águila volviera a deglutírselo, de la misma manera, los cubiertos de plástico maltrechos son una y otra vez reemplazados por otros cubiertos de plástico que volverán a romperse para ser reemplazados por otros.

Señores fabricantes de eso: ¿En qué nuevos proyectos andan trabajando? ¿Acaso en un auto inmóvil? ¿En desodorantes con olor a transpiración? ¿En un martillo neumático de gomaeva?

Cada día, miles de oficinistas ponen en riesgo su vida al deglutir trozos de tenedor que quedan escondidos en porciones de pizzas recalentadas, en tristes tartas de verdura, en sobrantes de cenas. Esas puntas, devenidas en traicioneros aguijones descartables, podrían algún día clavarse en las paredes del esófago. Si es que alguna vez pudieran clavarse en algo, claro.

Y qué decir de esos simulacros de cuchillos que no servirían ni para abrir el envoltorio de esos simulacros de cuchillos que no servirían ni para abrir… Y así al infinito. ¿Cómo es que no han sido prohibidos por alguna entidad de esas que defienden a los consumidores o incluso a los cuchillos?

Señores fabricantes de cubiertos de plástico: es extraño que no hayan sufrido aún el ataque de algún usuario harto de tanta frustración. Dios no lo permita. Eso sí, si llegara a ocurrir, ojalá sólo tengan a mano para defenderse uno de sus inútiles cuchillos de plástico. A ese episodio podría uno llegar uno a denominar "justicia".

Sin otro particular, me despido de ustedes atentamente.

 

* Carta leída en el programa CON QUÉ SE COME del 23 de octubre de 2012.

3 comentarios:

  1. Otra imbecilidad semejante es la de comprar AGUA EMBOTELLADA. Ni siquiera estoy hablando de las que dicen provenir de las entrañas mismas de la Pacha Mama y surgentes milenarias a través de cristalinas cascadas cantarinas. Ni siquiera de las mas humildes "aguas mineralizadas". No, no y no. Hablo de los bidones que consumimos en la oficina llenados con agua de la canisha. A precio de nasta. YPF, Galuccio, déjense de joder con Vaca Muerta. Qué shale oil o shale gas: agua, water del ñoca. Ahí está la papa.

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  2. Suscribo y agrego: son un símbolo de la cultura descartable, del "uso ahora, tiro dentro de cinco minutos y se degrada nunca más, pero no importa porque es más práctico y cómodo".

    No hay necesidad de que te den cubiertos de plástico cuando te estás quedando a comer en el mismo lugar donde compraste la comida. Cobrame un poco más -por si me los afano- y dame cubiertos normales. (Lo mismo se puede decir de los platos de plástico) Pero claro, hay que lavarlos. Un re-garrón.

    Mucho menos sirven si comprás en la rotisería y te lo llevás a tu casa/trabajo. ¿No tenés unos Tramontina en un cajón, que necesitás los de plástico?

    El problema no es de los fabricantes que hacen cubiertos de plástico barato y quebradizo que no sirven para nada, sino nosotros creemos que necesitamos que existan en primer lugar.

    Saludos. :)

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