martes, 1 de diciembre de 2009

Reaccionarios eran los de antes


"Borges", el compilado de diarios en los que Bioy relata sus cotidianos encuentros con el autor de Ficciones , es un opúsculo maldito: morboso, bajo, inesperado, injusto, retorcido, deshonesto, pero también maravilloso, divertido, atrapante y placentero. Y uno lo lee, qué va a hacer. Y siempre con un lápiz en la mano, para marcar citas, subrayar nombres, rescatar literatura o poder leerle algo a Adriana cuando me pregunta de qué me estoy riendo a carcajadas.

En sus páginas, convive la genialidad literaria con la más ramplona tontería política. Es decir: Borges. Una inteligencia emocionante y una estrechez ideológica que a veces pasa por una pose divertida y otras se exhibe como salvajada repulsiva. Nada de esto me impide disfrutar de su talento. Porque en mayor o menor medida, la vida te va enseñando a no buscar a los amigos ni entre los artistas ni entre los políticos. Salvo honrosas excepciones, uno debe tomar o dejar a esta gente por lo que producen como tales. De ahí el cuestionable carácter voyeur del "Borges" de Bioy. De la posibilidad fascinante y turbia a la vez de traspasar ese límite que no debería estar tan cerca.

El otro día, leyéndolo como cada tanto hago sin terminarlo nunca, encontré este párrafo más que elocuente. Lo comparto:


Viernes, 16 de agosto. Come en casa Borges. (...) Refiere el asesinato de un chofer. En el barrio de Nueva Pompeya, donde la avenida Sáenz Peña llega a las vías, apareció el cuerpo, apuñalado. Aunque en el bolsillo del muerto encontraron la cartera y el dinero, la policía creyó, desde el primer momento, que el móvil del hecho había sido el robo: los hábitos regulares y la fama de hombre de carácter afable del chofer parecían excluir otros móviles, pasionales o de venganza. La policía interrogó a los vecinos, que señalaron la presencia, en la noche del crimen, de un muchacho de aspecto tranquilo y provinciano, que pasó por allá silbando y a quien solía vérselo en determinado almacén. Un policía, vestido de civil, fue al almacén, fingió emborracharse y conversó con un grupo de parroquianos, entre los que se hallaba el mozo de la filiación señalada. El policía dijo deber varias muertes. El mozo le contestó: Mire, yo soy muy joven, tengo 17 años, y los otros días maté a un hombre. Lo siguieron, establecieron que vivía con su querida, una mujer de 28 años y, finalmente, lo detuvieron y confesó. Se llamaba Cisneros. Contó que un primo suyo y él resolvieron asaltar a un chofer. Se apostaron en la plaza de Flores y dejaron pasar dos taxímetros, hasta que paró un tercero, con la dirección a la derecha, que era lo que les convenía, por motivos técnicos, para el asalto. Indicaron una dirección en el barrio de Pompeya, que era donde vivían. Al llegar a la Avenida Sáenz, a las vías del ferrocarril, le dijeron al chofer que les diera la plata y el automóvil. Aunque persona de edad, el chofer se defendió y lo mataron de catorce puñaladas. Se asustaron de lo que habían hecho y huyeron sin sacarle el dinero. Borges opina que esos criminales son el fruto del peronismo: "Antes uno decía el crimen del silletero del año 20..." BIOY: "Ahora hay que decir el crimen del silletero de las tres de la tarde, el de las cuatro, etcétera". BORGES: "Habría que fusilar a toda esa gente".


Algunas ideas disparadas por el disparate:


1. La queja sobre el crecimiento de la inseguridad no es nueva, ni propia de la democracia. Como el fútbol y los carnavales, la seguridad también es un bien que parece haberse perdido en el comienzo de los tiempos. Tanto que uno se pregunta si alguna vez existieron el fútbol espectáculo, los carnavales alegres, las ciudades seguras, o si no son otro mito argentino más.


2. El relato transcurre durante la llamada "revolución libertadora" y B y B no pueden culpar de la inseguridad a un gobierno que les fascina. Pero resuelven el dilema fácilmente: la inseguridad es "fruto del peronismo". Es decir: la inseguridad es un recurso de la derecha para castigar a los gobiernos que detestan. No importa si están en el poder elegidos democráticamente o si ellos mismos lo acaban de sacar a los bombazos.


3. Cuando Borges pide que se fusile "a toda esa gente", no queda claro si se refiere a los criminales o a los peronistas. Probablemente, pensara que la distinción no era del todo relevante.


4. Los crímenes perpetrados por jóvenes sacuden de un modo particular. Hay algo que excede el delito puntual y que pasa por la fantasía acerca del descontrol de los jóvenes, los prejuicios generacionales o la mera incomprensión. Basta ver la rapidez con la que trepan en los títulos los pibes que matan, aunque su presencia estadística real en el delito ­-al parecer- es mínima.


5. Una diferencia importante: estas opiniones lamentables de Borges y Bioy pertenecen a la esfera privada. Me consta que han hecho públicas definiciones políticas iguales o peores, pero no es este el caso. Y por lo demás, jamás interrumpieron un cuento para bajar su aviso a favor de la mano dura. Su sesgo ideológico está siempre presente, obvio, pero jamás engañaron a sus lectores colando opiniones coyunturales en medio de aquello que el lector iba a buscar.

Por lo demás, después de decir estas burradas, Borges y Bioy escribían "El sueño de los héroes" o "El informe de Brodie". Otros, sin solución de continuidad, pasan a exhibir pobres, recortar polleritas o meter gordos en el horno.

Y es que no hay nada que hacer, amén de la seguridad urbana, los carnavales y el fútbol, nada se deterioró más en la Argentina que la derecha.

5 comentarios:

  1. estimado, no comento seguido, pero te leo siempre...
    me has sacado varias sonrisas.
    lo de mauri me divirtio mucho (el obispo informado sobre todo)
    y lo de B y B comparto totalmente tu postura ante ellos (mas sobre la primera B que por la segunda, por puro desconocimiento)

    hay un libro que es genial (de esos que decis que la gente te pregunta de que te reis...) que se llama El humor de Borges...
    el unico problema con ese libro es el autor (alifano, pero bueno....)
    tiene unas citas y anecdotas geniales -de esos para agarrar el lapiz y escribir mucho en los margenes... =) -

    beso!
    pau.-

    ResponderEliminar
  2. Paula:

    Sabía de la existencia del libro, pero nunca lo vi. Gracias por la recomendación. Y por leer.

    Beso

    ResponderEliminar
  3. Me encantó!
    Conozco muy poco a Borges todavìa y menos aún a Bioy pero este texto sumado a algunas lecturas de lo mismo una y otra vez me dejan perpleja.
    Gracias
    beso
    gb

    ResponderEliminar
  4. Es un gusto reencontrar su prosa Turner
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Le agradezco, pero no sea tan anónimo a la hora del elogio.

    ResponderEliminar